Nuestro sistema inmunológico, no reacciona por igual ante palabras/estímulos positivos que ante los negativos. Cuando pronunciamos las palabras como “no” ,”estrés”, “obstáculo”, “difícil”, “ imposible” o “problema”, en nuestro cerebro se iluminan áreas relacionadas con la amígdala y con la segregación de cortisol, ambas zonas vinculadas a la generación de estrés.

Cuando por el contrario, nos hablamos en positivo, con expresiones del tipo “logro”,”beneficio”, “alegría”,”sonrisa” o “conseguir”, se iluminan las áreas relacionadas con las emociones y con la segregación de dopamina, vinculada al bienestar y al buen humor.

En la academia ESTUDI, pensamos que los seres humanos somos emocionales y el lenguaje tanto interior como exterior es el percutor de nuestras emociones.

La forma de decir las cosas puede cambiar el ánimo y disposición de quienes nos escuchan, es por ello que desde nuestras aulas procuramos cuidar mucho el lenguaje que usamos con nuestros alumnos para procurar infundirles optimismo y confianza en ellos mismos.

NUESTRO PEOR ENEMIGO

La persona con la que más veces hablamos a lo largo del día somos nosotros mismos y por lo tanto podemos ser esclavos de lo que nos contamos y de cómo nos lo contamos.

Consejos de la academia ESTUDI:

“Si cambiamos la palabra, cambiaremos la actitud”.

  • Sustituir un “tengo que” por un “voy a”.
  • Sustituir el tiempo condicional “podría” por la voz activa “puedo”.
  • Háblate con cariño y date ánimo.